27 de Diciembre 2004
Nativitas
Quejarse de la navidad es algo que empieza a estar demodé. Todo el mundo habla ya con desprecio del consumismo y de los excesos ornamentales que tienen ciertos vecinos con tendencias americanizantes. La frase que más se escucha en la cola del supermercado es estoy jarto-a de la navidad. Incluso mi madre, que tradicionalmente ha sido una auténtica integrista de la navidad, ha empezado a ser comedida. Este año ha dejado en el altillo las siete cajas de bolas brillantes y pelusa verde de plástico que me causaban graves conjuntivitis y tan sólo ha colocado un nacimiento de cerámica para celebrar el nacimiento de Apolo.
Yo no sé si es por esa insana costumbre que tengo de llevar la contraria, o porque por fin estoy encontrando mi sitio en la sociedad de consumo; el caso es que el otro día me sorprendí sacando el single de vinilo de El tamborilero de Raphael y he de confesar que me emocioné por momentos recordando como el comediscos de mi hermano Jose escupía villancicos aquella gloriosa noche en que los Reyes me pusieron la bicicleta. Definitivamente, me temo que la navidad empieza a ser tendencia.
9 de Diciembre 2004
Isla de encanta
Hay una Virgen tercermundista que mancha de litio
las paredes de la casa de mi madre.
El tedio me acompaña cada tarde al supermercado,
se monta en el carro
y me susurra al oído
que en la sección de congelados
los horizontes de salinas están de oferta.
Ayer fui a visitar mi antigua escuela.
Fijándome en el tamaño de los pupitres
me di cuenta de que soy Goliath;
un gigante tonto y vulnerable.
En las esquinas de mi calle
habitan yonquis con títulos aristocráticos
que se pasan la vida esperando a que lluevan
raciones de chocolate con churros.
Otra vez aquí.
No sé por qué razón lo hago.
Sólo sé que antes de que muriera Houdini
yo siempre conseguía escapar.